Un equipo de médicos rusos logra salvar la vida a un niño que sufrió quemaduras en el 85% de su cuerpo. El pequeño de dos años fue ingresado en el Instituto de Traumatología tras caerle un balde de agua hirviente. Para curarle, los doctores tuvieron que implantarle pedazos de piel de los lugares sanos del torso. Pero, el área afectada era tan grande que fue necesario recurrir a tejidos donados. Después de más de un mes de tratamiento el niño se prepara para salir del hospital.
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